5 afirmaciones sobre el BLW que no son totalmente ciertas

Normalmente tendemos a creer tanto en nuestra postura que incluso dejamos de ver “lo feo” y eso puede ser peligroso, porque puede llevar a error si se lo explicamos a otras personas. Por supuesto con el BLWno iba a ser diferente y a pesar de que estoy cada día más contenta de haber elegido este método también tiene sus problemas como cualquier otro. Aunque es cierto que en la mayoría de esas cosas "que no vemos", el mayor peligro no es físico para el niño sino psicológico para nosotros.

Y es que en muchos casos nosotros mismos somos los que nos metemos presión o hacemos que los demás nos la metan. Porque por ejemplo… cuantas veces has dicho mi hijo come de todo… O mi hijo no come nada…  mientras coincides en una comida con familiares o amigos? Qué crees que va a pasar cuando la próxima vez quedes con ellos? Te lo digo yo si quieres… el tema a tratar será que o cuanto come tu retoño.


En agosto han sido muchas las veces que hemos comido con otra gente con la que no solemos comer. N siempre suele comer muy bien, es decir suele comer bastante cantidad y de cualquier cosa que se le ponga. Pero ha habido días que no ha querido nada o simplemente se ha negado a probar un producto, y claro saltaban las alarmas de las típicas frases de “si solo comes tal” “no puede estar sin comer” “si tienes hambre para pedir teti comete la comida”… que incluso hicieron que yo misma me viera en algún momento preguntándole 2 o 3 veces de verdad no quieres probarlo? Así que me he parado a reflexionar un poquito y creo que la culpa no es nada más que nuestra (J y mía) por estar acostumbrados a lo bueno y solo hacer alusión a ello y olvidarnos de “lo feo”.


Así que hoy quiero hacer una enumeración de todas aquellas afirmaciones que se suelen hacer sobre los niños que practican BLW a la hora de la comida que quizás no son totalmente ciertas siempre, incluso creo que algunas se pueden aplicar a cualquier tipo de introducción de la alimentación complementaria:
Cuando los pequeños empiezan a probar los alimentos, algunos de ellos solo se dedican a manosear, aplastar o incluso lanzar la comida, otros sin embargo conforme la tocan va directa a la boca y así hasta que no queda nada en el plato. Pero que esto ocurra 1… 2 o 100 veces no quiere decir que siempre deba de ser así. Yo misma tengo rachas en que como mucho y otras en que prácticamente no me entra la comida, así que indiferentemente del método que usemos o de si le gusta la comida más o menos que eso queramos que no también influye… los niños deben comer en cada momento la cantidad que les apetezca.
Lo único que yo remarcaría como importante, es que muchas veces al principio de la introducción de los sólidos y el niño los rechaza, entendemos que no tiene hambre, y por lo tanto le reducimos leche para que así tenga hambre y coma esos otros alimentos. Esto jamás debería de ser así, ya que esto puede provocar justo lo contrario de lo que buscamos, un déficit de los nutrientes que realmente necesita e incluso una bajada de peso.
Es cierto que Noa por ejemplo suele pedir que le demos a probar cualquier cosa de las que hay en la mesa, incluso cosas que ha probado con anterioridad dos o tres veces ya y nunca le ha gustado. Pero de igual forma hay días que no quiere probar un alimento, indiferentemente de si le guste o no.
Por lo tanto… debemos entender que la negación a un producto no va a ser un para siempre, simplemente que en ese momento determinado no le apetece o no quiere comerlo por alguna razón. No te ha pasado nunca que por cualquier motivo un día había algo de comer que no te apetecía pero por no hacer el feo lo has comido y al final te ha sentado hasta mal?
Así que lo ideal es entender que suelen ser niños que no ponen impedimentos a probar productos nuevos en cuanto a texturas o colores, pero que hay determinados momentos en los que simplemente no les apetece probar un producto en cuestión. 

Ainsss ¡! Que cómodo comer todos a la misma vez ¡! Nos dicen a veces… y si, lo admito, yo misma he asentido que era verdad. Pero no todo es color de rosa y como en todo no todos los días son iguales. Al principio de empezar todo parecía así, si es que llegaba a la mesa y no se dormía antes como le costaba más tiempo llevarse las cosas a la boca y encontrarlas en el plato el 98% de las veces podía comer sin mayor problema, a día de hoy según qué día me preguntes quizás te conteste que casi seria al revés jajaja, aunque no es del todo cierto.
Noa puede no acordarse de la comida hasta que la ve, pero en cuanto la ve la quiere… le da igual que la pechuga esté cruda o los tomates sin lavar, así que ponerme a hacer la cena tranquila paso a la historia y lo de comer todos juntos casi también, porque como va pidiendo de todo lo que va viendo mientras la preparas al final cuando llega a la mesa va prácticamente para comer el postre.
Pero eso no es todo, aún faltan por contar los días en que al segundo bocado nos dormimos… o los días en los que tenemos hambre pero no tenemos ganas de comer y pedimos a mamá que nos de… y qué decir de esos en los que a la trona le salen pinchos y posar el culo allí es una autentica tortura.  En definitiva, que aunque nuestro hijo suela ser de buen comer y se comporte normalmente bien a la hora de la comida, habrá días en los que la cosa se complique un poco y no por ello habrá que perder la esperanza o olvidarnos de que también sabe ser bueno. 

El verano pasado cuando comenzamos con la alimentación complementaria era muy fácil adaptar nuestras comidas a Noa ya que al ir introduciendo alimentos nuevos, normalmente valía con darle dos o tres de los ingredientes de los que nosotros probábamos, después como empezó en la guarde solo me tenía que preocupar de la comida de los fines de semana y por semana aprovechábamos a comer cosas que ella aún no controla bien, como ensaladas.
Pero claro ahora en agosto he visto que la situación me lo había puesto fácil pero que en realidad no es tan tan fácil comer siempre lo mismo sin preocuparte por su comida. A la vuelta de vacaciones teníamos la necesidad de hacer un poquito de desintoxicación de grasas y azúcares…  y sobretodo la vuelta al calor nos pedía comidas frescas fuera de los fogones y ahí para mí se complica bastante la cosa. Así que aunque lo hemos solventado y finalmente todos hemos conseguido comer bastante bien me ha quedado claro que la realidad a veces es más “dura” de lo que yo había vivido este tiempo.
Bueno… esto en la mayoría de los momentos es así, pero en más de una ocasión he tenido que decir basta. Jamás le he obligado a comer más, ni la he engañado con chupetes… aviones… dibujos… etc para comer más pero si que he tenido en determinados momentos decir basta porque sin duda pensaba que iba a explotar,
Sin ir más lejos un día de estas vacaciones llegó a merendar 3 plátanos y dos nectarinas… cierto es que comió muy poco, pero igualmente a mi no me cuadraba que al terminar la segunda nectarina aún me pidiera más jajaja.  Así que tengo que admitirlo también que he llegado a poner limites en algunas ocasiones, aunque la gran mayoría de veces no es así ya que dice NO a macarrones… galletas… patatas fritas… helado… y cualquier otra cosa de esas que vuelve loco a los niños y mayores y no somos capaces de controlar. Lo único que tiene como tope el fin de la bolsa son los gusanitos… pero a quien no le pasa?

Así que tras esta confesión comenzamos la semana preguntándonos ¿realmente hay algo tan bonito como parece? por eso hay que respetar todas las posturas dentro de la legalidad. Nadie somos mejor que nadie y por lo tanto solo tenemos que estar para informar, apoyar y escuchar si alguien nos pregunta algo sobre nuestra experiencia.

Nos vemos el miércoles con un cuento la mar de divertido para contar gallinas. Y recuerda que estamos de sorteo, si aún no te has apuntado no se a que esperas. 

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